«Con miedo y todo, que tiene más mérito»
Publicado el 11 de septiembre de 2015
¡Qué dolor de barriga! ¿Serán los nervios? ¿Me habrá sentado algo mal o el virus de la pancha? ¡Qué se yo! La verdad es que estuve toda la noche pensando qué me podría inventar para no ir a la exposición oral. Pero si digo que me duele la barriga van a decir que son nervios y la profesora es capaz de suspenderme, o a lo mejor me aprueba con un cinco porque en el teórico saqué un siete, o a lo mejor me deja que lo haga otro día, o a lo mejor me suspende todo el curso, o a lo mejor… no se me ocurren más opciones… Pero ¿y si es virus y se lo paso a todo el mundo? Porque los virus se propagan por el aire, que de eso también he tenido examen esta semana. Y toda la clase ahí vomitando y cagando. ¡Eso estaría guay! La profesora y todo, así nadie podría hacer la exposición oral (incluido yo mismo). También podría ser que me hubiera sentado algo mal. Como anoche me quedé a dormir en casa de mi padre porque mi madre salía de fiesta y me dio para cenar un pollo frío, requemao, seco… pero yo creo que me sentó mal porque no estoy acostumbrado a tanto silencio. En casa de mi madre siempre cenamos con la tele a tope, los mellizos (que no sé con quién los dejó anoche) dando la lata, y el novio de mi madre renegando por la cocina. Y hablando de los mellizos, seguro que están en casa de sus abuelos, que no sé por qué ellos tienen que tener unos abuelos guays, con perro y todo, y a mí me toca tener una abuelita de misa diaria que nunca come carne porque dice que es cuaresma. No sé qué habría hecho anoche con el pollo requemao… Ya sé que mi madre diría que es normal que tenga celos. «Es normal que tengas celos, cariño». Pero no es eso, es que no sé por qué a los mimaos estos les toca todo lo guay, hasta los abuelos, y a mí todo lo chungo: un padre que me da pollo asqueroso (que seguro que es lo que me ha sentado mal) y que además es un pesao, unos hermanos puñeteros, una abuela anticuada, una exposición oral… ¡Ostras! El cartón para la clase de tecnología está en casa de mi madre… (recordando mis cosas chungas). Pero claro, aún tengo que decidir si voy o no al instituto. Y si no voy, tengo que pasar antes por casa de mi madre, y de todas maneras también tendría que ir porque anoche no pude repasar la exposición oral porque me traje a casa de mi padre la funda de las gafas vacía. Sin gafas. Si estuviera en casa de mi madre me diría que no fuera al insti, que ella me haría justificante. Pero tener que hacer la exposición oral otro día… ¡Qué vergüenza! Se me pondría la cara súper roja, como siempre, pero más aún, casi violeta por ser el único de ese día, estoy seguro. Me voy a casa de mi madre, con mi dolor de barriga, a ver si me hace ella el dichoso justificante de falta. ¡Oh, no, el aspirador! Es miércoles y toca limpieza en casa de mi madre… Pues, cambio de idea, mejor cojo las gafas, el cartón para tecnología y me voy a mi exposición oral, como dice mi sicóloga «con miedo y todo, que tiene más mérito».
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