En décimas de segundo
Publicado el 10 de octubre de 2012
Décimas de segundo ha necesitado Andrés para saber qué debía hacer. Su Antonia se había quedado enredada entre las vías del tren, y ya se le oía silbar desde la curva. La culpa ha sido de él, y Andrés también se ha dado cuenta en esos instantes. Llegaban tarde a la rehabilitación y él le ha dicho, como siempre mandando, «por ahí, Antonia, que nos da tiempo». Y Antonia, como casi siempre, refunfuñando: «Andrés, no, que tú no llegas, que andas muy mal con la rodilla ésa nueva». Y Andrés, «hale, hale, hale, que sí llegamos». Y entonces, sin saber cómo, el pie de Antonia se ha quedado rígido entre las vías. Ella: «corre, que a ti te da tiempo, Andrés». Y Andrés, en décimas de segundo, decide quedarse junto a Antonia. Ella llora, «que te da tiempo, Andrés, corre, que te da tiempo». Y él, «hale, hale, hale, que tiempo ya hemos tenido bastante, Antonia, ochenta años». «¡Y qué ochenta años…!». Y el tren los ha encontrado así, enredados el uno en el otro, charlando del tiempo vivido juntos.
2 comentarios
No es una mala muerte si les ha pillado juntos. Final arrollador como el propio tren.
por Carmela el octubre 11, 2012 a las 2:07 pm. #
Que bonita historia. Te arranca las lágrimas, pero no por ser triste sino por su belleza y su carga emocional. Todas las relaciones tienen fecha de caducidad, ojalá el final te llegara siempre junto a la persona que amas
por IRENE el octubre 17, 2012 a las 6:59 pm. #