Flotaba
Publicado el 16 de noviembre de 2018
Por fin teníamos profesora de Anatomía. La Conselleria había tardado tres meses en mandar al sustituto y ya estábamos todos temiendo que tendríamos que ir al selectivo estudiando por nuestra cuenta. Pero por fin había profesora y además parecía simpática y no demasiado dura. Era joven; según contó en aquella primera clase tenía dos hijos pequeños y parecía que con ella el curso iba a fluir. Todo empezó con un ligero dolor de cabeza. La profesora ofreció un ibuprofeno a uno de mis compañeros y pronto levantaron la mano otros dos más diciendo que también les dolía la cabeza. La profesora se echó las manos a la sien y decidió abrir las ventanas por si el ambiente estuviera cargado dentro del aula. Entonces yo también empecé a notarlo. Algunos se levantaron para salir a respirar aire puro y yo decidí levantarme también. Antes de llegar a la puerta alguien cayó desmayado delante de mí. La profesora decía algo sobre la salida. Mi cuerpo empezó a no responder y mis rodillas se doblaron. El suelo estaba frío. Podía escuchar a mis compañeros en su miedo. No sentía mi cuerpo. No había gravedad. Ya no me hacía pis. Ya no tenía hambre. Ya no notaba el sueño de la primera hora. Flotaba. Solo me preocupaba una cosa. ¡Pobres de mis padres cuando se enteren! ¡Lo peor es que nunca sabrán que he muerto feliz!
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