La Candelilla

Publicado el 17 de julio de 2014

La Candelilla se viste de bailaora por última vez. Su vestido de cola rojo a lunares blancos, sus pendientes de aro, su rizo negro sobre la frente, su mantón blanco, su sonrisa retadora, sus ancestros en la piel, su taconeo imparable y esos ojos de aceituna recién cogida. Veintinueve años y toda una vida por delante para subir al tablao. Pero La Candelilla dice adiós. Demasiadas bocas que alimentar. Mañana dejará de ser La Candelilla para convertirse en la nueva secretaria de ese asesor, creo que de cultura, que trabaja en el ayuntamiento. Ése que viene a verla bailar todas las semanas y que le ha prometido el oro y el moro. ¡Ay, ingenua de La Candelilla!

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