Ni esperanzas
Publicado el 9 de septiembre de 2009
Hace más de quince años que llegamos aquí. No tardamos demasiado, tal vez quince o veinte meses, en darnos cuenta de que las cosas que nos ocurrían estaban dirigidas. Las primeras semanas, cuando el coche se nos estropeó en medio de ninguna parte, cuando se nos secaban las fuentes que íbamos encontrando, o cuando nos tropezábamos unos detrás de otros en los mismos accidentes, pensamos que era una mala racha de la que pronto saldríamos. Pero después empezamos a atar cabos: no podía ser el azar tan tortuoso. Y después vimos las cámaras y los cables escondidos entre las raíces de las carrascas y los pinos. Comprendimos que mis tres hijos, mi marido y yo éramos objeto de algún tipo de experimento sobre supervivencia o adaptación al medio y que cuando se cansaran vendrían a rescatarnos. Suplicamos a las cámaras que así lo hicieran. Pero ahora hace ya mucho tiempo que las pantallas se han empezado a oxidar, los cables se han roto por aquí y por allá y no ha venido nadie a por nosotros. No sabemos si el experimento ha terminado y se han olvidado de nosotros, si esto también formaba parte de la prueba, si hay más gente atrapada como nuestra familia en alguna parte, o si ha habido alguna catástrofe de algún tipo y somos los únicos supervivientes. Por si acaso, queríamos dejar este testimonio.
4 comentarios
En lugar de buscar fuera el origen de nuestros problemas, tenemos que buscar dentro de nosotros. Somos los responsables de nuestras alegrías y de nuestras penas. Buscamos fantasmas donde no los hay. Cuando nada funciona, es muy fácil culpar al tiempo, al vecino, el jefe, a la fatalidad. Salgamos por la mañana, dispuestos a comernos el mundo, con la sonrisa en los labios y desaparecerán los cables, las escuchas, los espías y la mala suerte…
Me gusta tu escrito, es el reflejo de la dinámica de hoy… Intentemos cambiarla.
por Josiane el septiembre 10, 2009 a las 1:20 pm. #
Intrigante.
por El madrugador piscinero y enmascarado el septiembre 14, 2009 a las 8:08 am. #
Muy en la línea de Orwell. El drama del individuo atrapado en las redes del Estado totalitario que todo lo controla. El drama de pensar que uno no es libre, que está atado (al trabajo, a la sociedad de consumo, al aspecto físico, que siempre ha de ser impecable, a las modas…). Rompamos todas esas cadenas, seamos nosotros mismos y miremos al futuro con la frente alta, con alegría, con solidaridad, con respeto, con generosidad. Estoy de acuerdo con Josiane. Ánimo. Que no falte.
por José Manuel el septiembre 17, 2009 a las 10:15 am. #
Eso es lo que nos han transmitido muchas religiones y filosofías, que somos creación de alguien, que alguien nos vigila y nos premiará o nos castigará según nuestras obras. Hoy día suena a fantasía, a ciencia ficción ¿Qué da más miedo,creer que hay un controlador de todo, o que todo está bajo nuestro control? Y por otro lado¿ Por qué hay que controlar a un ser que es bueno por naturaleza?
por carmela el octubre 20, 2009 a las 6:09 pm. #