Nostalgia, a mi manera
Publicado el 12 de abril de 2008
Ya no soporto este silencio hermético; no me acostumbro a no oír la sintonía de El Larguero cada domingo; parece que echo de menos hasta sus discusiones: esas interminables conversaciones acerca de la pareja, de la equidad, del amor, del otro, de mi espacio, del suyo, del otro, de la otra… ni siquiera puedo ya soportar el tubo de la pasta de dientes perfectamente cerrado. Me molesta hasta la tapadera del váter bien tapada, el orden de las zapatillas y los periódicos recogidos. Y lo que creo que no voy a ser capaz de resistir es no tener quien me hable sin vocalizar. Hasta necesito sus «yo tampoco», que tanto me molestaban cuando yo le decía «te quiero».
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