Sin mensaje
Publicado el 4 de noviembre de 2013
La botella brincaba las olas a ritmo acompasado. Un tiempo sí, dos no; un tiempo sí, dos no. El papel amarillento de su mensaje, seco e imperturbable en el tiempo botaba también a tres tiempos: uno sí, dos no; uno sí, dos no. La botella soñaba con la mano que la agarrase para sacarla de una vez del ritmo inacabable de las olas. ¿Quién sabrá cuántos años en el mar? Niños que la han pataleado, peces que por encima le han saltado, adolescentes que masturbándose en la playa han ignorado su existencia. Y ella continúa impasible su vagar, remando al ritmo de las olas: un tiempo sí, dos no; un tiempo sí, dos no.
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