Tardará
Publicado el 4 de mayo de 2018
El sudor frío le resbala en los zapatos, zapatos de novio, traje de novio, anillos de novios en su chaleco. Ella se retrasa. Su futura suegra se acerca a él: «ya han salido —le dice— no tardará». Y él sabe que sí tardará. Tardará porque siempre tarda; tardará porque tardó en su primera cita, aunque él no le dio importancia, hace ya doce años, cuando ambos cumplían aún veintidós; tardará porque tardó en decirle que sí, seis años después de aquella vez que se lo pidió, con apenas dieciséis; y también con diecisiete, y dos veces con dieciocho y hasta tres con diecinueve. Siempre le decía que no. Dejó de intentarlo con veinte y con veintiuno y por eso sabe que con veintidós le dijo que sí, porque había dejado de intentarlo. Tardará porque también tardó en decirle sí quiero a esta boda; que si aún no estamos preparados, que si será un disgusto para mi madre, que si no tenemos dinero, que si no quiero tener hijos tan joven, que si mi trabajo, que si el tuyo, que si mi ascenso, que si el tuyo. Y por eso sabe que tardará.
El sudor frío le resbala en los zapatos, esos zapatos de novio que no tardarán en salir corriendo hacia otra vida en la que nadie le ponga freno, y no tarden tanto en decirle que sí.
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