«Todas las señales del universo». Colección Mil Amores

Publicado el 1 de marzo de 2021

Pero mi reto no estaba en la cama. En la cama nos habíamos armonizado desde la primera vez. Como si nuestros cuerpos explicaran sin palabras lo que nuestras gargantas se tragaban una y otra vez por las dudas, por las suposiciones, por respetar los tiempos del otro. Dudas, suposiciones y diferentes tiempos que no se daban en el lenguaje corporal porque su fuerza gravitatoria no me dejaba pensar y sin cerebro no había freno. Y la fuerza gravitatoria estuvo ahí hasta que salimos juntos de la ducha por la mañana. Habíamos dormido un par de horas pero estábamos frescos porque nuestros cuerpos se alimentaban de la energía que generábamos juntos. El reto estaba fuera de su órbita, cuando mis miedos y sospechas se apoderaban de mi racionalidad.

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