Permiso para amar
Publicado el 27 de febrero de 2009
Ella esperó a que él la rozara debajo de la mesa para hacerse ilusiones. No podía permitirse ninguna confusión. La mujer de él la aburría con las anécdotas de sus gemelas; su marido la atormentaba con sus silencios. Y la pierna del otro volvió a hacerle temblar. Ella esperó esa mirada para soñar despierta. Sus anhelos parecían tener ahora permiso para dejarse sentir. Y esa sonrisa fugaz le recorrió desde el pecho hasta el centro del alma. Ella esperó; esperó esa sonrisa para enamorarse, otra vez.
Un comentario
Somos tan diferentes los hombres de las mujeres, que hemos de indagar un poco en el subconsciente para saber lo que se quiere decir. Cuando una mujer habla por los codos, sólo quiere que su marido le escuche, y su marido interpreta que lo que quiere es que le dé soluciones. Cuando un hombre guarda silencio, no está enfadado, simplemente recapacita, reflexiona. El cerebro masculino sólo está capacitado para hacer una cosa en cada momento, mientras que el femenino está preparado para hacer varias cosas al mismo tiempo. Hay muchos ejemplos más… Somos tan diferentes.
por José Manuel el febrero 28, 2009 a las 2:13 pm. #