La bestia

Publicado el 5 de enero de 2009

La mujer espera al marido. Son ya las doce y media. Desea verle, tocarle, olerle, sentirle. Y que la toque, que la huela, que la goce. Pero no llega. Se acuesta desnuda para que la encuentre más pronto cuando regrese. Querría tocarse ella sola. Pero luego se siente infiel y sin ganas de que él la penetre. No. Hoy le esperará. Desea que sea él quien le dé placer. Y no llega. Es tarde. La mujer se duerme. Aunque no quiere dormir sin él. La despierta de golpe un cuerpo caliente y pesado sobre el suyo. No abre los ojos, para sentir el placer de hacerlo dormida. Y nota su cuerpo violento, tierno y salvaje que la envuelve entera. Sus manos son garras delicadas que se clavan placenteras en su piel. Y su boca, como fauces de bestia, lame todo su cuerpo sin lastimar. La mujer se deshace, asida a la melena del animal. Abre los ojos, agitada, sudada, extasiada. Gira sobre sí misma todavía jadeando y encuentra la nuca dormida de su marido. Reconoce su pelo moreno, recortado y aún engominado. Solo ha sido un sueño. La decepción quiere borrar el placer cuando descubre en su muñeca las marcas de unas uñas. Se reconforta. Recupera su goce solo para dejar paso al terror. En su mano todavía asoma el mechón de la cabellera rojiza de la bestia.

2 comentarios

Las bestias pardas y peludas se materializan cuando menos lo esperas…

por anonimo el enero 5, 2009 a las 8:05 pm. Responder #

Es un cuento casi de terror, pero está muy de moda ahora, como el libro CREPÚSCULO y la pélicula homónima, que trata de una chica que se enamora de un drácula, dicen que está arrasando, tanto la peli como el libro.Como siempre vas por buen camino.

por carmela el enero 6, 2009 a las 2:23 pm. Responder #

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