Noche tras noche

Publicado el 15 de junio de 2009

Y Alicia se le apareció en sueños. O eso creía él. Noche tras noche su voz de terciopelo le susurraba en la nuca que le había querido. Le cantaba los poemas de amor que él había olvidado. Le traía el olor de las flores que ya no le compraba. Noche tras noche notaba el sabor de sus besos manchados de sangre y entonces se despertaba agonizando en su celda, dispuesto a cumplir la penitencia que los vivos le habían sentenciado, pero incapaz de soportar la de los muertos. La figura fantasmal de Alicia se aparecía sin avisar, con su camisón blanco teñido de rojo y esa sonrisa que le quedó al morir, la de quien sabe cómo vengar la propia muerte. Y es que, noche tras noche, Alicia vuelve a dormir junto a él, helándole la espalda con el frío del abismo, y cada mañana amanece en su celda bañado por la sangre de ella que él, una noche, hace ya mucho tiempo, derramó. Y así, noche tras noche…

3 comentarios

Por fin se declara culpable.

por el Anónimo madrugador el junio 15, 2009 a las 7:28 am. Responder #

Los martillazos de la conciencia son la peor de las penas impuestas por sentencia. El problema es que hay gente sin conciencia.

por José Manuel el junio 15, 2009 a las 8:44 pm. Responder #

Este relato me recuerda a otro que tienes escrito hace un tiempo,es como si fuera otra versión.

por carmela el junio 17, 2009 a las 2:06 pm. Responder #

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