Un cachito de nosequé
Publicado el 4 de noviembre de 2008
Sentada frente al sol de noviembre recuerdo el frío invernal de París, cálido souvenir que deja un regusto melancólico en todos los pelillos de mi piel erizada por el aire helado que dicen que viene del polo pero yo sé que ha llegado desde allí, desde el centro mismo de mi continente, para recordarme lo que he dejado y he debido traer conmigo, y aún no sé porqué me decidí a la triste despedida; esa tierna entrega a la deriva del olvido y la renuncia de la que siempre me arrepiento e intuyo que esta vez pasará, como un clavito descolgado de la pared que poco a poco alguien va estirando hasta que sale del todo, así como me he arrepentido hasta hoy de todos los adioses, de todos los hasta pronto, de todos los ya no te quiero, de todos los hasta nunca, de todos los hasta siempre, que son los peores porque mantienen una esperanza de reencuentro que nunca llega y se acaban quebrando en el centro del alma dejando dentro un cachito de nosequé entumecido que duele con el frío, sobre todo con este frío del mes de noviembre que recuerda al frío invernal de París.
3 comentarios
Melancolia otoñal…
por maría el noviembre 5, 2008 a las 1:20 pm. #
Muy bonita foto en blanco y negro con gorrito invernal. Un encuadre perfecto. Se refleja perfectamente la gran anchura del Sena, que la barcaza le proporciona autenticidad. La ribera izquierda es perfecta con los árboles y esas casas típicas de la parte antigua de París con sus remates tan característicos. Y sobre todo el particular cielo nublado de esta ciudad, a la que paradójicamente algún eslogan turístico llama ‘La cidad de la luz’.
por anonimo el noviembre 12, 2008 a las 9:44 am. #
Rectificación para añadir algunos detalles y corregir algunos errores:
Muy bonita foto en blanco y negro con gorrito invernal marteño. Un encuadre perfecto. Se refleja perfectamente la gran anchura del Sena, que la barcaza ayuda a proporcionar autenticidad. La ribera izquierda es perfecta con los árboles y esas casas típicas de la parte antigua de París con sus remates tan característicos. Y sobre todo el particular cielo nublado de esta ciudad, a la que paradójicamente algún eslogan turístico llama ‘La ciudad de la luz’. Será de algún tipo de luz más espiritual.
Aunque no voy a tus talleres, procuro esmerarme en la redacción.
por anonimo el noviembre 12, 2008 a las 2:24 pm. #