Un par de besos
Publicado el 11 de abril de 2011
Él le ha plantado un par de besos carnosos en cada mejilla. El segundo, el de la izquierda, casi en la comisura de los labios. Ella nota que la quiere seducir. Él sabe que se está pasando pero así es como funciona. Con las cuarentonas que se las dan de estrechas y esa ajetreada vida familiar que ponen de excusa tiene que ser así. Ella le esquiva, sale por otra puerta y cree que le ha dado esquinazo. Él la sigue. Ella se sube al coche y cierra el seguro pensando que así va a estar protegida del que quiere ser su entrenador físico, así se lo ha dicho. Y al arrancar ahí está, con la cara pegada a su ventanilla y mandándole otro beso por el cristal. Ay que ver, qué pesado. Pero aún se acuerda de su dirección. ¿Por qué le ha dicho que también entrena a mujeres casadas? Él lo tiene claro, así ellas saben que no son las únicas que son infieles a sus maridos con el preparador físico y acaban cediendo ante sus muchos encantos. Ella aún recuerda la dirección, calle Alicante, 17, y también sus músculos, y ese par de besos carnosos pegados a la comisura izquierda de sus labios.
2 comentarios
La tentación vive en todas partes.
por Josiane el abril 15, 2011 a las 9:48 am. #
Juegos aburridos.
Falta de creación.
La vida tiene más alicientes.
por el haikuero dominguero el abril 17, 2011 a las 1:23 pm. #