Ausencias

Publicado el 17 de septiembre de 2020

Hace tiempo que no veo a la señora que pide caridad en la puerta del Lidl de mi barrio. La he visto envejecer. Es como una farola, como un establecimiento, como un árbol en el que no reparas porque siempre está, pero el día que lo talan piensas «me falta algo y no sé qué es». Me faltan sus buenos días, su sonrisa agradecida, su amabilidad, le dieras o no, su omnipresencia. Y no sé cuándo he dejado de verla, porque ahora soy yo quien va muy poco a la calle. Esta semana solo un día, y no la vi. Me entristece su ausencia. Espero encontrarla la próxima semana y no tener que preguntarme qué es lo que falta al pasar por el espacio que lleva ocupando tantos años y que ahora encuentro vacío. Porque si triste es el vacío más lo son los augurios que la imaginación de quien no baja mucho a la calle le vaticinan como explicaciones a su ausencia.

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