En su paisaje mental

Publicado el 3 de junio de 2022

Primera cita. Han decidido ir al teatro. Ella lo ve al girar la esquina y se le disparan las pulsaciones. En su paisaje mental lo estaría besando. En la realidad le dice «Hola» con la mano y se pone colorada. Él sonríe también tímido. La barba no deja que veamos el rubor, pero la mirada huidiza lo delata. Las manos en la espalda, el balanceo con los pies mientras están en la cola. Aún no se han dicho más que «Hola, ¿qué tal?». «Bien, ¿y tú?». «Bien, también». Por fin se sientan. Penúltima fila. «Tendría que haber comprado las entradas por internet. Estamos muy atrás», se lamenta él. En su paisaje mental ella le cogería del brazo y le diría que con ir con él es suficiente. En la realidad casi sonríe y dice «No pasa nada. Aquí se ve bien». Pero su asiento está pringoso. Pone sin querer cara de asco. Él la ve y empieza a sudar. Se restriega las manos contra el pantalón de domingo. Ella también se fija. En su paisaje mental el asiento está limpio y ella le coge de la mano antes de empezar la función. En la realidad él pone su chaqueta sobre su asiento para que no se preocupe por lo pringoso de la butaca. En su paisaje mental se lo agradece con un beso apasionado. En la realidad deja caer la cabeza en su hombro. Él parece que quiere sonreír. Ella suspira. Comienza la función.

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